Corría el año 1889 cuando Londres quiso construir su propia torre Eiffel, justo donde ahora se encuentra el Estadio de Wembley. Sir Edward Watkin, director de la compañía de ferrocarriles londinense, tuvo una idea. Su intención era construir una atracción lo suficientemente interesante en Wembley Park, a las afueras de la ciudad, que animara a la gente a utilizar el tren para desplazarse hasta ella. Inspirado por la Torre Eiffel de París, que apenas llevaba un año en pie, propuso la construcción de una torre aun más alta: la torre Wembley.

La idea de Mr.Watkin.
Ok, señor Watkin, muy original, podríamos pensar. La verdad es que no fue la idea más innovadora del mundo y ni siquiera le salió bien al pobre Sir, pero, en su favor tendremos que decir que fue casi un visionario. Puede que en 1889 Watkin fuera de los pocos que pudo ver el gran éxito en el que se convertiría la Torre Eiffel que, de primeras, no fue muy apreciada. Recordemos que, en un principio, la torre de los 300 metros (como se llamó a nuestra amiga tour Eiffel en su día) fue levantada para una exposición universal, con intenciones de desmontarse después. La cosa es que, lo que poco a poco fue cuajando hasta convertirse en el emblema de la capital francesa, a Sir Watkin ya le había gustado desde la colocación del primer hierro.
El concurso de diseño.
Y quería la suya. Bueno, la suya no, la de Londres. Sí, sí… disimuló diciendo que sería la Torre Wembley, o La Gran Torre de Londres, aunque todos sabemos que pretendía llamarla Torre Watkin. La cosa es que organizó un concurso para elegir la torre perfecta, al que se presentaron unos 70 diseños diferentes. Como no podía ser de otra manera ganó el más original y nada parecido a la torre de Gustav Eiffel. Nótese la ironía.

Pero la torre Wembley sería mucho mejor que la francesa, donde iba a parar. Como a los constructores del Chrysler Building, les cegó el ansia de ganar. De entrada sería más alta, si aquella tenía 300 metros, esta 365. Y tendría más ascensores, ¡seis o siete! ¡Y muchos pisos gigantescos! ¡En el primero un salón de 2000 metros cuadrados! ¡Y un hotel! ¡Claro que sí! ¡Pon un hotel! ¡Y restaurantes! ¡Que no nos falte de nada!
El periodo de construcción.
La construcción comenzó en 1892 y pronto comenzaron los problemas. Los terrenos no eran los adecuados para una torre de envergadura semejante y los cimientos no tardaron en empezar a hundirse. La obra se retrasaba, el dinero no llegaba y la compañía constructora acabó quebrando. Así pues en 1899 se abandona el proyecto, cuando apenas se habían construido 47 metros de los 365 proyectados. Ni siquiera se había llegado a la altura del primer piso, que tan imponente iba a ser.

Y su pronta demolición.
Pocos años después, en 1904, estos metros de estructura se dinamitan sin anestesia ni nada pues resultan una ruina peligrosa para los usuarios de Wembley Park. Sobre los mismos restos se construirá, años más tarde el conocido como Empire Stadium con motivo de la exposición imperial británica de 1924.
Este estadio fue derribado en 2002, para levantar el nuevo estadio de Wembley obra de Norman Foster y sede de la Selección de Fútbol de Inglaterra. Cuentan que durante el derribo del Empire Stadium se encontraron los restos de los cimientos de la fallida Torre Wembley, la torre Eiffel que nunca pudo ser.
Podéis ver todos los proyectos que se presentaron candidatos aquí.
Las imágenes se las he pedido a Google y Wikipedia, pero también a MessyNessyChic y BlackCatLondon