«Ojalá hubiera conocido esta restauración a la hora de escribir ‘Los pilares de la Tierra’» afirmó Ken Follet al visitar en 2002 la Catedral de Santa María de Vitoria. Puede que no llegara a tiempo para eso, pero si para inspirar su segunda parte «Un mundo sin fin» otro de los libros más leídos del galés. Y es que el proceso de restauración de esta iglesia es ejemplar.


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Abierto por obras. El maravilloso proceso de restauración de Santa María de Vitoria.
Recuerdo cuando la visité por primera vez, con algunos compañeros de la clase de historia del arte. Alucinados paseamos entre sus pilares, vimos como los técnicos sanaban una estructura que estaba débil, pero deseaba resistir. Nos explicaron los pasos a seguir, los detalles constructivos… Imaginamos como esa genial construcción iba a permanecer en pie muchos siglos más.


Casi diez años después hemos vuelto a visitarla. Santa María de Vitoria dista mucho de la obra abierta que vimos por primera vez. Además ha vuelto a abrir sus puertas al culto, aunque el proceso de restauración continúa.
Aun quedan heridas por cerrar, en forma de enormes grietas, y otras que no sanarán nunca, como una deformación en los pilares de una de las naves laterales debido al peso de la cubierta. Y es que la pobre Santa María sufrió tantos cambios a lo largo de los siglos que, cuando te los cuentan, todos sus males parecen normales.


La visita a Santa María de Vitoria.
La visita a Santa María comienza precisamente bajo la propia catedral, entre los pilares recientemente reforzados. Esta zona era la cripta que nunca llegó a utilizarse. Aquí empezaremos a aprender su historia y la historia de la propia ciudad.
Historia temprana.
Es en el siglo XIII cuando el poblado de Gazteiz, cada vez más grande y con una situación estratégica, ve la necesidad de tener un lugar de culto más grande que su pequeña iglesia románica. Santa María comienza a construirse adosada a la muralla defensiva de la ciudad, en lo alto de la colina, dominando la llanada alavesa. En el subsuelo se han encontrado numerosos enterramientos. Además podemos ver perfectamente los restos de la muralla, el foso, la antigua iglesia románica y la cripta que quedó en seguida inutilizada.


Pronto los gazteitarras de la época cambiaron de planes. Ya no necesitaban una iglesia fortaleza, querían una hermosa iglesia gótica. Así nació Santa María de Vitoria como ahora la conocemos y podemos ver en su planta noble.
La transformación de Santa María de Vitoria.
Para esta transformación se cierra la cripta y se comienzan a recubrir los muros y pilares con sillería. Se acaba de construir la planta de cruz latina, los arcos apuntados que formarían sus tres naves, las bóvedas de crucería y se abren ventanas en absidiolos y capillas. Es con el cambio de cubierta, de madera a pesada piedra, cuando comienzan de verdad los problemas.
Es verdad que la cimentación estaba ya dañada pero este cambio alteró el equilibrio de la construcción, que no pudo recuperarse a pesar de la construcción de contrafuertes y arbotantes. Junto al altar mayor pueden apreciarse las grietas y deformaciones ocasionadas por este cambio y el paso del tiempo. También en las naves del crucero vemos lo que se conoce como los arcos del miedo, o arcos codales. Fueron colocados en el siglo XVI para repartir las cargas y salvar el edificio de una ruina inminente.


Como nos habían comentado, al formar parte en su día de la muralla defensiva de la ciudad, la Catedral cuenta con un paso de ronda por el que podemos ver una preciosa panorámica de Gazteiz.
La visita incluye el paseo por el paso de ronda y angosto y pequeño triforio, que rodea toda la catedral por dentro. Desde el paso de ronda se puede ver toda la ciudad y alrededores. Y desde el triforio la nave central desde un ángulo un poco diferente.


El pórtico de Santa María de Vitoria y la explosión del color.
Mi parte favorita de la visita ha sido algo que no esperaba. En mi primera visita a Santa María de Vitoria el pórtico estaba completamente cubierto por andamios. Ahora, gracias a una proyección de luces, podemos ver no solo su estado actual, sino como ha sido a lo largo de la historia, su estado original y las modificaciones sufridas.
Su versión original era profusamente decorada con colores, dibujos y retratos añadidos. A fin de cuentas los pórticos eran una forma de enseñar al pueblo, cuya mayoría no sabía leer. Cuanto más bellos y llamativos mejor. Fue el siglo XX cuando se pensó que las representaciones de la edad media no llevaban más decoración que la tallada en piedra. En el caso de Santa María, se eliminaron todos los restos de color.


Estamos en una iglesia dedicada a Santa María así que el pórtico principal está dedicado a ella. La Virgen es la única imagen coloreada y ocupa el lugar de la jamba central, rodeada de figuras femeninas. Sobre ella, en el tímpano, se cuenta su historia, desde la anunciación hasta la coronación en el reino de los cielos.


Reserva tu entrada:
No olvidéis hacer la reserva online para poder realizar la visita. El pago se hace insitu (8,50€), pero tener reserva es crucial. Son grupos reducidos y es mejor tener el lugar asegurado.
Una visita muy recomendable y una forma de apoyar el esfuerzo que allí se realiza día a día para conservar nuestro patrimonio cultural. Además las explicaciones de los guías son super interesantes. Se nota que han vivido la restauración desde dentro. Sus explicaciones combinan aspectos arquitectónicos de la catedral, con los históricos de la ciudad.
Seguro que habrá una tercera vez para mí 😀