Basilea se jacta, no en vano, de ser la ciudad de Suiza con más museos. Ubicada en la frontera entre Francia y Alemania, es también la tercera ciudad más poblada del país, por detrás de Zurich y Ginebra. Además, Basel es la ciudad universitaria más antigua de Suiza, un hecho que la dota de una vida y ambiente especial que otras ciudades no tienen. Pasear por la orilla del Rin o su precioso casco histórico es una experiencia. ¿Quieres saber que ver en Basilea? Vamos a ello.

Los museos, algo imprescindible que ver en Basilea.
Si tenéis pensado visitar más de un museo echad un vistazo a la Basel Card. Esta tarjeta turística ofrece acceso al transporte público y un 50% de descuento en los museos y el Theater Basel. Si os alojáis en la propia ciudad, os la proporcionarán en el mismo hotel, tourist welcome!
Más de 40 museos de reputación internacional en apenas 37km de ciudad. Destacan sobre todo los museos de artes plásticas, pero hay otros muchos, como un museo de miniaturas o de casas de muñecas. Si tienes alguna afición curiosa, puede que en Basilea haya un museo para ti.

Kunstmuseum es, según los suizos, el primer museo abierto al público. Se inauguró en 1669 y su colección obras de la pintura flamenca hasta una muestra de arte contemporáneo, pero es especialmente venerado por su extensa colección impresionista.
Uno de los museos más populares de la ciudad es el dedicado a Jean Tinguely, el famoso artista suizo. Podemos admirar una de sus obras más conocidas en pleno centro de Basilea, la fuente Tinguely. Es una gran balsa de agua con nueve esculturas de hierro en constante movimiento, como si fueran bailarines.
Cerca de la fuente encontramos el Museo de Historia de Basilea que era una antigua iglesia, de ahí su apariencia. Fue inaugurado en 1894, que recoge la historia de la civilización en la parte alta del Rin.

Pasear por la historia de Basilea.
La gran plaza del mercado o Markplatz, con su palacio municipal de arenisca roja, es el epicentro de una ciudad. En plena plaza podremos encontrar puestos de mercado con delicias típicas de la zona de Basel. En torno a ella, se organizan calles peatonales, muy cómodas para pasear, plagadas de tiendecitas de aspecto antiguo, librerías y pequeños comercios. No os perdáis la confiserie Schiesser, es una de las pastelerías suizas más famosas del mundo, fundada en 1870.
El ayuntamiento, o Rathaus, se construyó en torno al año 1500 y es uno de los monumentos imprescindibles que ver en Basilea. Desde fuera lo que más destaca es su gran torre roja pero lo mejor es el patio interior.

Otro de los iconos de la ciudad es la catedral, en estilo románico tardío y gótico. Roja como el ayuntamiento, conocida como Münster, se alza con sus dos torres junto al río. Dentro encontraremos la tumba de Erasmo de Rotterdam.

Frente a ella, el puente medieval del siglo XIV, que fue una de las vías de entrada a la ciudad más importantes, defensiva y comercialmente. Pero, sin duda, una de las puertas más imponentes fue la puerta de Spalentor, que defiende Basilea de 1400. Aunque ya no queda nada de la muralla de la que formó parte ella sigue en pie y bien conservada. En la cara externa está decorada tres figuras: una Virgen y dos profetas.
Se conservan dos puertas más en la ciudad: Johansstor, en el barrio del mismo nombre y Albantor, que daba acceso barrio medieval de St. Alban.

Ciudad verde.
Basilea es una ciudad hecha para pasear y disfrutar. A la largo del río nos esperan numerosos jardines y parques que recorrer tranquilamente.

Una de las cosas más curiosas que ver en Basilea está en el río. Es posible cruzar el Rin en un transbordador sin motor que une las orillas impulsado solo por sus corrientes. Apenas cuesta 1,60 francos suizos (gratis con la Basel Card) y es toda una experiencia.

Un poco alejado de la ciudad, pero se puede acceder en transporte público, está Augusta Raurica. Se trata de un museo al aire libre dedicado a los restos romanos de la antigua ciudad de Augusta destacando el teatro romano mas grande de la zona.
Arquitectura.
Lo moderno y lo antiguo se mezclan en Basilea de forma magnífica con obras contemporáneas de la mano de los arquitectos Herzog & de Meuron, Richard Meyer o Mario Botta.
Un paseo por la ciudad nos descubrirá edificios como el museo Schaulager, aunque por fuera nos recuerde a un almacén, obra de Herzog & de Meuron, no deja indiferente a nadie. Tampoco el cubo de cristal ideado por Renzo Piano para la Fundación Beyeler.
Las grandes farmacéuticas como Novartis tienen sus sedes en esta ciudad, por lo que sus torres y edificios destacan en su skyline.
Muy cerca de Basilea tenemos el parque de atracciones de la arquitectura moderna y el diseño de Suiza, el Vitra Campus.
Gastronomía.
No dejéis de probar el Zwiebelwähe, una especie de tarta de cebolla deliciosa. Por su cercanía con Alemania son típicas también las salchichas y tanques de cerveza. Y, como no, fondues. Que nunca nos falte el queso, por favor.
Info práctica.
Prácticamente todo el centro urbano es peatonal, la mayoría de los coches particulares se quedan en grandes aparcamientos a las afueras.
En Suiza coexisten cuatro idiomas oficiales, francés, italiano, alemán y romanche (una especie de mezcla de los tres anteriores) pero en Basilea se habla principalmente el alemán.
El tranvía es tu amigo. Es una de las formas más sencillas de moverse por la ciudad y, con la Basel Card es gratis.