¿Qué hacer en Lisboa? La capital portuguesa es siempre una buena idea. Una ciudad manejable, divertida, con buen clima, gran oferta cultural, la playa cerca y una gastronomía y unos vinos a tener muy en cuenta. Unos días en Lisboa pueden ser una escapada perfecta en cualquier época del año. En mi caso, tuve el placer de visitarla por última vez en Abril. Vamos a repasar alguna de las cosas que no te puedes perder ¡Lisboa mola!

Montar en tranvía.
El tranvía es lo máximo. No solo porque te ahorra subir el millón de cuestas que tiene Lisboa si no porque es pura historia. La línea 28 que es la más larga de la ciudad, une los barrios de Alfama, Baixa, Graça, Chiado y hasta la basílica de la Estrela. Son tranvías remodelados de los años 30, con ese halo antiguo que los hace encantadores. La línea 12 puede salvaros para subir el castillo, pues la cuesta es matadora. Confesar que el tranvía 15 resulta más decepcionante que el resto, pues la mayoría son tranvías modernos, más grandes y nada cuquis, pero es un básico si queremos llegar al barrio de Belem.

Una recomendación a tener en cuenta: los tranvías turísticos.
Hay dos tranvías turísticos al margen de las líneas normales, uno verde, con un recorrido más corto y uno rojo que hace el recorrido de la línea 28. Del verde no puedo contaros mucho pero el rojo puede merecer la pena si viajáis en temporada alta. ¿Por qué? El precio son 20€ por 24 horas y os da acceso, no solo al tranvía rojo, si no a todas las líneas de tranvía regular y a los elevadores. Si tenemos en cuenta que puedes subir y bajar del tranvía las veces que quieras y que, por ejemplo, el elevador de Santa Justa ya cuesta solo 5€ la subida, puede haceros un día más cómodo. Además (cosa friki) el recorrido del tranvía rojo lleva una audioguía muy interesante donde podéis aprender sobre los distintos barrios por los que pasa y sobre el propio tranvía.
Subir (o bajar) en los elevadores.
Ya que lo mencionamos, el Elevador de Santa Justa. Esta preciosidad lleva uniendo Baixa con Carmo desde 1902, cuando funcionaba a vapor. Sus 45 metros de altura pueden recordar a la torre Eiffel, no en vano, su arquitecto era fiel seguidor del francés. Como os digo la subida cuesta 5€. Si queréis ahorrarlos, podéis apreciar unas vistas casi idénticas desde la trasera del convento do Carmo. Y con cerveza en alguna de sus terrazas.


Los elevadores de la Bica y Gloria también aliviarán vuestras cansadas piernas, pues salvan dos cuestas bastante pronunciadas de Lisboa. Si sigues leyendo este post, podrás ver otras cosas qué hacer en Lisboa que tienen que ver con estos preciosos tranvías 😉
Convento do Carmo. Una de las cosas más especiales qué hacer en Lisboa.
¿Qué decir del Convento do Carmo? Es un lugar especial, que te deja sin palabras nada más cruzar el umbral. Se trata de un antiguo templo gótico que fue destruido por el gran terremoto de 1755. Sus ruinas dan fe de la desgracia que marcó la ciudad en aquella época, pero también del carácter renovador lisboeta. En su interior, además de las espectaculares ruinas abiertas al cielo, alberga un pequeño museo arqueológico, con piezas que van desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Una visita imprescindible que además no te llevará mucho tiempo. Las cinco salas del museo se recorren en seguida más lo que te entretengas en hacer miles de fotos. La entrada cuesta 3,5€.

Iglesia de Sao Domingo.
La iglesia de Santo Domingo es otro de los testigos mudos de la historia de Lisboa. Mucha gente piensa que su interior calcinado se debe al famoso terremoto de 1755, pero no. Fue bastante afectada en aquella época pero volvió a ser reconstruida. Para su mala suerte se quemó en 1955, y ya no se arregló, dejándole el aspecto que ahora conserva. Las imágenes semi fundidas y las paredes ennegrecidas le dan un halo ciertamente sobrecogedor.

En su exterior encontramos el monumento conmemorativo a la matanza del 15 de enero de 1503 que acabó con la vida de casi 2.000 judíos y nuevos cristianos. Al parecer, durante una misa en Sao Domingo un monje dominico señaló a los judíos como culpables de la sequía que asolaba la zona, comenzando así una auténtica cacería contra ellos.

Muy cerca de Sao Domingo se encuentra la plaza Pedro IV, o plaza Rossio, una de las más animadas de la ciudad. Creando una línea recta desde ella por vía Augusta llegaremos a plaza do Comerzo, encontrando por el camino cafeterías y locales míticos y, como no la imponente fachada de la estación de tren de Rossio construida en 1887.
Llegar hasta plaza del Comercio y seguir el paseo del Tajo.
Puede que sea otra obviedad pero ¡mola! A la plaza del Comercio le falta un lado, acostumbrados a perfectas plazas cuadradas rodeadas de edificios desconcierta verla abierta al Tajo. Al igual que la plaza de la Bolsa de Burdeos, tiene sentido; la entrada de mercancías por el río era esencial y la recaudación de aranceles puede que más. Los edificios de la plaza son imponentes, destacando el Arco Triunfal da Rua Augusta construido en torno a 1870.

Las estatuas de la plaza representan, entre otros, a Vasco de Gama y al Marqués de Pombal. Si sigues el paseo del río desde la plaza hacía el Golden Gate Puente 25 de Abril. Y puede que veas una de las puestas de sol más especiales de tu viaje.
Comer pasteles en Belem.
Obvio, ¿verdad? Es una recomendación que no puede faltar en ningún post de Lisboa. Los pasteles de Belem se compran en el barrio del mismo nombre, junto al monasterio de los Gerónimos. Hay más pastelitos parecidos por toda la ciudad, pero estos son especiales. No sabemos si es la receta (solo tres personas la conocen) o el horneado pero saben distinto a los demás. Depende que día vayáis debéis ir mentalizados a hacer cola, pero es bastante rápido ver el interior de la tienda-cafetería merece la pena.

La Torre de Belem y el Monasterio de los Jerónimos.
Pero Belem no es solo ponerse ciego a pastelitos. Ya que hemos llegado hasta aquí, no dejemos que la gula nos ciegue. Junto al Tajo encontraremos dos de los emblemas de Lisboa, la torre de Belem y el monumento a los descubridores. El paseo de uno a otro es realmente agradable, con el frescor del río a un lado y una bonita arboleda al otro donde lisboetas y turistas descansan en el césped y los artistas callejeros ponen banda sonora a tus pasos. La torre se construye en 1515 para proteger la ciudad de la entrada de barcos por el río. Cuando dejó de usarse como fortaleza, cuentan que fue una prisión y un centro de recaudación de impuestos. Ahora es una atracción turística de las más famosas de la ciudad. La entrada cuesta 6€, aunque debo deciros que el interior es realmente austero.

Si no tenéis mucho tiempo entraría directamente en su hermano mayor, representante por antonomasia del estilo Manuelino: el monasterio de los Jerónimos. Fundado en 1501, en su interior se encuentran las tumbas de dos héroes nacionales, Vasco de Gama y Luis de Camoes. La decoración de este edificio es espectacular, por dentro y por fuera. Esta lleno de detalles, de luz, de columnas que parecen no tener fin. La entrada cuesta 10€, o 12 si lo combinas con la entrada a la torre de Belem.

Pero no solo de estilo manuelino vive Belem. Entre la torre y el monasterio se encuentra el museo Berardo de arte moderno y contemporáneo de Lisboa. La entrada cuesta 5€ (es gratuita los sábados) y dentro podrás alucinar con las obras de Duchamp, Warhol, Picasso, Dali, Magritte y Pollock.
Visitar los mercados callejeros.
Que no son pocos. Los lisboetas son muy aficionados a vivir la calle, no en vano disfrutan de un gran tiempo y sol muchos días al año. Las plazas con su terracitas para tomar algo, los miradores y los mercados callejeros lo atestiguan. En nuestros cuatro días en la ciudad encontramos tres diferentes, sobre culturas del mundo, comida y arte portugués y otro de artesanía. Una maravilla para poder explorar y probar comidas diferentes en un ambiente de lo más agradable.

Los pavos del Castelo de Sao Jorge.
Bueno, el castillo en general. Los pavos no tienen nada de especial más que su afición por la escalada y sus gritos constantes. Mi recomendación es llegar al castillo en tranvía, 12 o 28, para evitar las empinadas cuestas que lo rodean. Cualquiera de las dos líneas te dejará en el mirador de Santa Luzia, otro sitio precioso desde el que hacer alguna foto.
El Castillo también cuenta con su propio elevador desde Baixa. Es gratis pero es un ascensor moderno sin el encanto de mi amado tranvía así que… ¡a cruzar Alfama en el 28! Alfama es por excelencia el barrio árabe de la ciudad así que el castillo no podía tener otro origen. Construido por los musulmanes en el siglo XI, fue una pieza clave de la conquista de Lisboa en 1147. A partir de ahí fue remodelado en numerosas ocasiones, la más importante tras el ya archiconocido terremoto de 1755, siguiendo con su función militar hasta bien entrado el siglo XX. Paseamos por más de 900 años de historia 🙂

La entrada al castillo cuesta 8,50 y ofrece, no solo un pedazo de historia importantísima de la ciudad, también unas espectaculares vistas. Es un gusto pasear por sus murallas y torreones con Lisboa a tus pies, pudiendo apreciar casi en su totalidad los barrios más céntricos y el río.
La sé. La Catedral de Lisboa.

La catedral de Lisboa es verdaderamente sorprendente. Llegar a ella desde el castillo es fácil tanto en tranvía (apenas una parada) como andando, cosa que recomiendo. A pesar de ser una cuesta empinada es cuesta abajo y, por el camino, podrás disfrutar de las callejuelas de un barrio tan colorido como es Alfama.
Santa María Mayor de Lisboa es la iglesia más antigua de la ciudad, construía den 1170 con un carácter claramente defensivo. Sus almenas, sus torres y su fuerte presencia pueden hacer que se confunda con un castillo. Sus orígenes son románicos, aunque su historia y las muchas remodelaciones a lo largo de los años hacen que el conjunto sea una mezcla de estilos de lo más interesante.

El barrio de Chiado
Es junto Barrio Alto uno de los barrios más geniales de Lisboa. Numerosos bares, restaurantes, miradores y plazas en los que sentarse a tomar una cerveza o un vino con música a nuestro al rededor y un agradable jaleo callejero. El elevador de la Bica será tu amigo para acceder a las zonas más altas y poder pasear por sus calles. Repara en cada detalle de las fachadas, la mayoría decoradas con azulejos de todas las formas y colores.
En la zona más baja de Chiado, algo que mola siempre es hacer una parada técnica en la Travesía Carvalho y alrededores. Esta zona es muy divertida, hay locales especiales tanto por su decoración como por su esencia. El mayor ejemplo es Pensao Amor, un antiguo burdel reconvertido en bar de copas de estética decadente que engancha nada más verlo. La decoración de las paredes, los muebles, las lámparas… todo atrapa, pero no es único en la zona. Esta calle es un básico si eres cervecero, te apetece tomar algo, explorar locales diferentes y pasarlo bien.
Si seguimos hasta el final de esta zona, encontramos el mercado de la Ribera. Un antiguo mercado de abastos reconvertido en un espacio gastronómico moderno (Time out Market). Más de 30 establecimientos de chefs reconocidos de la ciudad.

Cenar en Barrio Alto.
A partir de la plaza Luis de Camoes, todas las calles ascendentes ofrecen una gran oferta gastronómica. Gran ambiente, gente en la calle, restaurantes por doquier y música en directo. ¿Qué más se puede pedir? En nuestro viaje probamos Grapes and Bites, por recomendación de unos buenos amigos y fue todo un acierto. Un local encantador en el que cenamos unos petiscos (tapas) y tablas de embutidos y quesos, perfectamente maridados con vinos locales. Los camareros son expertos así que mi consejo es que te dejes llevar 🙂

En mi viaje me quedé con las ganas de visitar el Museo del Agua, construido en un enorme deposito que años atrás abasteció la ciudad desde Alfama. Otra cosa apasionante pero, que es casi imposible de ver, son las catacumbas de la vía de la plata, o catacumbas romanas de la ciudad. Lisboa las muestra solo tres días al año, una experiencia que debe ser única. En la rua Conceiçao (Baixa) podemos ver la alcantarilla (si, parece una alcantarilla) por la que se accede. Nos quedamos con las ganas.
Y a vosotros, ¿se os ocurren más cosas molonas que poder hacer en Lisboa?
Enhorabuena por el trabajo, muestras genial lo maravillosa que es Lisboa y las grandes vistas
que nos ofrece. En mi viaje cogimos un tour para no perdernos detalle de ninguno de sus
rincones aunque quede maravillada con la estructura y belleza del Convento del Carmo. Como
bien dices es increíble cómo se mantiene después de tantos años y del gran terremoto que
soportaron sus imponentes arcos y columnas. Lo mejor del viaje fue poder conocer la historia
de la ciudad gracias al free tour que escogimos, por si fuera de interés lo comparto con
ustedes: https://tourgratis.com/tour/free-tour-lisboa
De nuevo felicitarte por tu post, es un gran trabajo. Saludos.
Muchas gracias Marina!!