Palermo es una ciudad que atrapa. Descuidada y un poco caótica, te hará sentir que viajas en el tiempo en cuanto pongas un pie en sus calles. Aviso, su aire decadente, sus edificios desconchados y sus monumentos cargados de historia enganchan. Igual llegas y no te quieres marchar. Vamos a recorrer la ciudad y descubrir que ver en Palermo.
Un poco de historia de Palermo (a grandes rasgos)
Primero vamos a situarnos un poco. Palermo se funda en el siglo VIII antes de Cristo, por lo que su historia está plagada de cambios que hacen la ciudad tan interesante y diferente. Los fenicios fueron los primeros en establecerse, después los cartagineses, griegos y romanos que dejaron su gran influencia.
Tras la caída del Imperio Romano, Palermo es conquistada por distintos pueblos, vándalos, bizantinos, árabes y normandos. Es aquí cuando se produce uno de los momentos de máximo esplendor de la ciudad, Palermo pasa a ser capital de la isla y del Reino de Sicilia. Con los normandos surge un nuevo estilo arquitectónico que perdurará hasta nuestros días y ahora podemos disfrutar gracias a la Ruta por el Palermo árabe-normanda, de la que os hablo en este post.
En el siglo XIII pasa a formar parte del Reino de Nápoles y posteriormente perteneció a la Corona de Aragón, dejando también los monarcas españoles gran influencia en la ciudad. Se crean nuevos monumentos de estilo barroco y se cambia el trazado de la ciudad para hacerla más amable.
Pero es en el siglo XX cuando Palermo tiene que vivir pasajes de la historia terribles que la harán ser tal y como la vemos ahora. Tras una época de esplendor en la que se construyen edificios maravillosos como El Teatro Massimo o el Grand Hotel, la Segunda Guerra Mundial causa estragos en la ciudad. Por si fuera poco, la mafia ha puesto a Palermo en el mapa, siendo la principal causa de asesinatos de la isla. Una etapa de la que la ciudad no se siente orgullosa pero de la que ha sabido salir con la cabeza alta.
¿Qué ver en Palermo?
Vamos al lío. Palermo es la capital de Sicilia y la ciudad más grande de la isla. Como podéis imaginar, con estos datos y su longeva historia tiene un montón de cosas que ver.
Recuerda: de la Catedral de Palermo, el Palacio Zisa, el Palacio de los Normandos, la Capilla Palatina, las iglesias de San Cataldo, La Martonara y San Juan de los Eremitas os hablo largo y tendido en este post sobre la Ruta Palermo árabe-normanda. Por no repetirme 😉
Empezaremos dando un paseo por las calles principales, la vía Vittorio Emanuele y la vía Maqueda. El cruce formado por estas dos calles organiza la ciudad y en su centro podemos ver uno de los atractivos de la misma.
Una buena forma de conocer Palermo es a través de un Free Tour.
Quattro Canti.
Este cruce, a modo de plaza octogonal, es también conocido como Plaza Vigliena. En cada uno de sus lados encontramos un palacio barroco y, si has estado en Roma, puede que te venga a la mente en seguida San Carlo a la quattro fontane. Y es que la idea es un poco la misma, aunque en este caso elevada a fachada completa. Cuatro esquinas para cuatro alegorías.

En Quattro Canti, la parte baja de los palacios se dedica a las cuatro estaciones. El primero piso a los reyes españoles que gobernaron durante la época, Carlos V, Felipe II, III y IV. El piso superior se reserva a las cuatro Santas de Palermo, Rosalía, Ágata, Ninfa y Olivia.
Fontana Pretoria.
Tras uno de los Palacios de Quattro Canti está la famosa Fontana Pretoria, también conocida como fuente de la vergüenza por la impúdica desnudez de sus estatuas. Originalmente no estaba pensada para esta ubicación pues fue encargada para un palacio de Florencia.

En ella encontramos cuatro alegorías, que representan los cuatro ríos de la ciudad y un sin fin de animales, monstruos y criaturas mitológicas. Es divertido darse una vuelta tratando de identificarlos todos.
Teatro Massimo.
De estilo neoclásico este teatro es la ópera más grande de Italia y la tercera mayor de Europa (podio para París y Viena). Dentro se celebran numerosas representaciones. Fuera los turistas subimos y bajamos las 27 escaleras rememorando uno de los momentos más emblemáticos de la historia del cine. La muerte de Sofía Coppola en el Padrino III. Que mal se muere. Que grande es Pacino.

Podéis ver en su página web todas las representaciones programadas, por si tenéis suerte y podéis ver alguna obra 😉
Piazza Marina y Foro Italico.
El final de la vía Vittorio Emanuele guarda una sorpresa con mucha vida. La piazza Marina es una de las más animadas de Palermo, casi siempre hay algún mercadillo o gente pasando el rato. A un lado está el parque de Villa Garibaldi, uno de los pulmones de la ciudad y remanso de paz.
Al otro, el Palazzo Chiaramonte Steri, que pertenece a la universidad de Palermo y es una joya del siglo XIII de estilo árabe-normando y gótico. Será siglos más tarde cuando se convertirá en sede de la Santa Inquisición bajo el gobierno de la corona de Aragón.
En la plaza encontramos también dos iglesias Santa Maria dei Miracoli, de los pocos edificios renacentistas de Palermo, y San Giovanni dei Napoletani. Esta construcción barroca ha quedado encajada entre vía Vittorio Emanuele y Piazza Marina que parece recortada por todas partes. De echo, la pobre iglesia queda elevada con respecto a la calle y se le cortaron las dos naves laterales, dejándole un aspecto de lo más curioso.

Si seguimos de Piazza Marina hacia el mar encontraremos el Foro Italico. Un paseo marítimo formado por una gran zona verde. Este terreno le fue ganado al mar con los cascotes y escombros que quedaron de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
Las catacumbas de los Capuchinos.
Posiblemente una de las cosas que ver en Palermo más creepys que pueda recomendaros. Las catacumbas de los Capuchinos guardan más de 8000 momias, desde el siglo XVII hasta nuestros días, en distintos estados de conservación. Si sois aprensivos no os recomiendo ir, pero si dormís a gusto por la noche sea como sea, es una visita inquietante a la par que interesante.
La entrada apenas cuesta 3€.
Que ver y que hacer en Palermo: mercados.
Si algo mola en Palermo que ver son los mercados. No te resultará difícil encontrar gente vendiendo verduras, carne o fruta en casi cualquier calle pero vamos a centrarnos en los más importantes.
El más famoso es el de Vucciria (Piazza Caracciolo y se extiende por vía Roma y aledaños). Merece la pena adentrarse un poco a oír gritar a los vendedores. Además podemos encontrar productos de todo tipo, en su mayoría locales, pescado, carne, pan, verduras… es típico, si tenéis ocasión de probar, las anchoas saladas.
El Mercato de Ballarò (en la calle del mismo nombre) es, si cabe un poco más autentico. Caótico, desordenado y un poco guarrete. Con todas las variedades de pescado que puedas imaginar, carnes, frutos secos, verduras y, porqué no, baratijas. Todo lo que se pueda vender, se vende. Aquí probamos un cannolo tradicional relleno de ricotta que… se me hace la boca agua si me acuerdo.
Disfruta la vida de Palermo.
Por último pero no menos importante. Además de ofrecer grandes visitas culturas culturales, Palermo es una ciudad con mucha vida. Gente en las calles, bares, restaurantes, una gastronomía sin igual y un sin fin de cervecerías, heladerías y tiendas artesanas que no te puedes perder. La ciudad tiene también una gran cultura de comida y puestos callejeros así que echa a andar y disfruta.
Toma cervezas por un euro en la taberna Azzurra. Come en los puestos de streetfood de la Piazza Caracolo. Pídete un gelatto artesanal en vía Maqueda. Prueba cannolis rellenos de ricotta y no volverás a ser el mismo (serás más redondito). Pronto os dejaré un post con todas las delicias parlermitanas y restaurantes que no os podéis perder. Promiss!
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