En el corazón del parque natural Aiako Harriak (Peñas de Aia) existe un complejo minero que ha estado activo durante más de 2000 años. Las minas de Arditurri son pura historia oculta que ahora puedes descubrir gracias a unas interesantísimas visitas guiadas. ¿Te cuento más?
El macizo de Peñas de Aia (Aiako Harriak en euskara) es un parque natural de gran belleza y uno de los macizos más antiguos de Gipuzkoa. Se trata de unas montañas muy especiales ya que son de granito, algo único en Euskadi. Este enclave fue declarado espacio natural protegido en 1995.

¿Cómo llegar a las Minas de Arditurri?
Lo ideal para llegar al complejo minero es recorrer la Vía verde de Arditurri, un camino compartido por peatones y ciclistas. Esta vía recorre el valle de Oiartzun, paralelo al río, cruzando varios municipios por lo que puedes incorporarte en varios puntos: Pasaia, Errenteria, Oiartzun, Arragua…

Es un camino agradable y sencillo, sin apenas desniveles, en el que además encontrarás varias fuentes y bancos para descansar. Si necesitas un aliciente más, también hay algún bar 😉
Antiguamente, este camino unía las minas con el puerto de Pasaia mediante una vía para vagonetas. Hoy en día no queda nada de esas vías y el camino está perfectamente integrado en la naturaleza del valle.

Por supuesto también puedes llegar en coche por la carretera GI-3420 hasta el parking habilitado del complejo minero.
GPS: Arditurri parketxea, Arditurri Bidea, 3, 20180 Ergoien.
Visitas y entradas a las minas de Arditurri.
Para visitar las Minas de Arditurri es necesario reservar con antelación. En su página web tenéis los distintos tipos de visita, precios y horarios.
La visita esencial dura una hora y se visita una de las galería de la mina.
En la visita «La Mina a fondo» se pueden visitar dos niveles de la mina.
La visita «Tren verde + Arditurri» hará las delicias de los más txikis de la casa, pues el tren os transportará hasta el complejo minero.
Un poco de historia: el complejo minero, de la época romana a nuestros días.
Se sabe a ciencia cierta que las Minas de Arditurri se comenzaron a explotar durante el Imperio Romano. Esta zona debía ser un auténtico paraíso de minerales pues durante más de 200 años se horadaron cientos y cientos de túneles. Se extraía sobre todo galena argentífera para obtener plata y acuñar moneda.
Se abrían los túneles mediante una técnica que nos contaran (y podremos comprobar por nosotros mismos) durante la visita guiada. A fuegote. No, perdón, ahora en serio, con fuego. Se utilizaba el método de la torrefacción, haciendo fogatas junto a la roca para que esta se calentara y resquebrajara. Así picar era mucho más sencillo.
Y es que los romanos siempre han sido de lo más prácticos y resolutivos. En las Minas de Arditurri lo fueron tanto que las perfeccionaron incluyendo una autentica obra de ingeniería que aun funciona hoy en día. Un sistema de desagüe permite que podamos caminar por tres de las ocho galerías de las minas, los cinco inferiores permanecen inundados pero el agua apenas se mueve unos centímetros por mucho que llueva. Seguridad y eficacia romana a prueba de inundaciones.

El complejo de Minas de Arditurri estaba muy ligado al puerto de Oiasso, hoy en día Irún, en cuyo Museo Romano se exponen diversos elementos encontrados en las minas.
Las minas en la Edad Media.
Durante la Edad Media el complejo minero siguió a pleno rendimiento. Gracias a que los romanos se habían interesado principalmente en la plata, durante siglos se pudo extraer muchísimo hierro.

Este mineral era transformado en útiles en las numerosas ferrerías del Valle de Oiartzun. El rey Alfonso XI, en el año 1328, otorgó un fuero Fuero de Ferrerías que es considerado el primer código minero de la provincia de Gipuzkoa.
Edad moderna, siglo XVIII hasta nuestros días.
Es en el siglo XVIII cuando, tras un parón de actividad en las minas, la familia Sein decide volver a ponerlas en funcionamiento. Cuando Juan Guillermo Thalacker, ingeniero alemán, llegó a Arditurri para inspeccionar el complejo aseguró: “Cuatrocientos hombres trabajando durante doscientos años no hubiesen sido suficientes para horadar todas estas galerías«.
Durante esta época se siguió extrayendo algo de hierro pero sobre todo plomo. Es en el siglo XX cuando se empiezan a extraer fluorita y blenda, por Real Compañía Asturiana de Minas.

Las minas se cerraron en 1984 y su concesión caducó al año siguiente. Tras su total abandono, el ayuntamiento de Oiartzun compró los terrenos en 1988 para comenzar las obras de recuperación de la zona.
Muchos años de investigaciones, prospecciones arqueológicas y trabajos para solucionar los problemas medioambientales de la zona (problemas derivados de los años de explotación de la mina, como contaminación de los ríos) por fin, el 2008, el complejo vuelve a ser accesible al público.

Gracias a la adecuación de la galería y con el apoyo del centro de interpretación, podemos realizar una visita amena, segura y muy instructiva. Mayores y pequeños podemos vivir una experiencia única, en una de las minas más longevas del mundo.
¿Te animas a vivir esta experiencia?