Todo lo que ves, esta a la venta. Hasta las mesas. La música suena en discos de pizarra y solo te apetece sentarte a disfrutar de una cerveza y admirar los cientos de objetos que cuelgan de sus paredes.
La Recova es un lugar especial, de toda la vida, que resiste el envite de negocios modernos y las franquicias que invaden las ciudades turísticas como Málaga. Una antigua casa de comidas clandestina, disfrazada de tienda de artesanía y antigüedades.
Llegamos atraídas por su desayuno cateto. Nos gustó el cartel, nos apasionó el desayuno. Café, tostada, dos mermeladas caseras diferentes, sobrasada, zurracapote y manteca colorá. Todo por 2,40.

Pero la cosa no acaba ahí, comer de tapas en este lugar también es un placer. A 35 grados a la sombra nos resguardamos bajo sus ventiladores, para acompañar una cerveza fresca de una ración de tomate, una rica tapa de lomo o una tabla de queso. Después un cafecito con unas natillas caseras y, no se vosotros, pero yo he comido estupendamente.
Si os gusta el vino también estáis de enhorabuena. Yo no soy una gran fan, pero la carta es extensa y los barriles, presentes en la barra, aseguran el buen gusto. Me quede con ganas de probar el pulpo y los muy recomendados caracoles. ¡Para la próxima!