Seguro que has estado varias veces en Barcelona. Habrás contemplado la obra de Gaudí, admirado la Sagrada Familia, paseado por Parq Guell. Puede las casas modernistas de Passeig de Graciá te hayan dejado boquiabierto. Entonces el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, es una visita que no te puedes perder.

Un poco de historia del Hospital Sant Pau.
Lluís Domènech i Montaner es uno de los principales representantes del modernismo catalán, conocido sobre todo por el fantástico edificio del Palau de la Música Catalana y el Castillo de los tres dragones, ahora museo de Ciencias Naturales.
Es en 1902 cuando, debido al crecimiento demográfico de Barcelona, se encarga a Doménech la construcción de este nuevo hospital, aunque la institución llevaba funcionando desde 1400. Las obras del Hospital Sant Pau se prolongaron hasta 1930 y el nuevo complejo estuvo activo hasta 2009, cuando se traslada a unas nuevas instalaciones.

Ahora, el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau es patrimonio de la humanidad, archivo histórico y un centro de conocimiento formado por distintas instituciones.
La visita al Hospital Sant Pau.
La visita empieza con un vídeo en el Pabellón de la Administración, el impresionante pabellón central que vemos desde el exterior. Desde allí accedemos por unos túneles subterráneos hasta los jardines.

Estos túneles eran una zona de servicio en la época por ello es sin duda la más austera (por no decir la única austera) de todas las construcciones. Los túneles se recubren con baldosa blanca y lisa, para hacer más sencilla su limpieza. Desde esa simpleza y funcionalidad salimos a los jardines interiores y ahí se desata mi síndrome de Stendhal.

Pabellones exteriores de Sant Pau.
Cúpulas, cubiertas, fachadas, esculturas y vidrieras, todos los elementos decorativos tan hermosos, propios del modernismo. A nuestro al rededor se alzan catorce pabellones, no en vano es el recinto modernista más grande del mundo. A nuestra espalda dejamos atrás el pabellón de administración al que volveremos mas tarde y de frente encontramos el pabellón de operaciones, rodeado de otros doce más pequeños.
Cada uno de estos pabellones tenía su función para una condición médica diferente y se rodeaban de jardines para hacer la estancia de los enfermos más agradable. Además en ellos se cultivaban distintas hierbas curativas que pudieran ayudar a paliar sus enfermedades.

A día de hoy, completamente restaurado, podemos visitar el Pabellón de Sant Rafael, donde se puede contemplar su interior tal y como fue concebido a principios del siglo XX. Cada módulo lleva el nombre de un santo o santa y las decoraciones de su interior y fachadas son diferentes entre sí, dependiendo de que a que estuvieran dedicados.

Pabellón de la Administración.
El Pabellón de la Administración es uno de los espacios nobles de mayor importancia artística del edificio. Los arcos de mármol, los techos decorados con trencadís, las altas vidrieras… todo es verdaderamente impresionante. Cada estancia requiere admirarla minutos enteros para poder apreciar todos los detalles.

El recorrido por Sant Pau termina en el Pabellón de Sant Jordi, un espacio rehabilitado que acoge exposiciones temporales.
Para mí esta es una de las visitas más recomendables, aun no tan conocida como otras construcciones de la Barcelona modernista, pero imprescindible. Si eres fan, como yo, de dicho estilo arquitectónico te fascinará. Pero si no, también es una curiosidad imaginar como funcionaba este hospital, tan diferente y único en el mundo, hasta hace bien poco.
Otra visita modernista de lo más genial es a Casa Vicens, la primera casa construida por Gaudí en pleno barrio de Gracia.

Planea tu visita al Hospital Sant Pau.
¿Cómo llegar?
El Recinto Modernista de Sant Pau se encuentra muy cerca de la Sagrada Familia, separados por la avenida Gaudí y cuenta con una parada de metro (L5) del mismo nombre.
Entradas.
Lo mejor es comprar la entrada online, tanto si queréis la visita guiada como si preferís hacerla por libre. Así no os quedaréis sin sitio.