Seguro que en más de una ocasión has oído hablar del Bosque de Oma, el bosque pintado o bosque encantado de Oma. No es para menos. El bosque de Oma es una obra de LandArt realizada en 1981 por el pintor y escultor Agustín Ibarrola. Pero además, es un entorno natural envolvente, casi mágico, en plena reserva de la biosfera de Urdaibai.

La obra de Agustín Ibarrola. Una obra viva.
La obra está compuesta por 47 pinturas repartidas por los diferentes arboles, en su mayoría pinos, que pueblan el valle. Figuras humanas, de animales o geométricas que solo se hacen visibles desde posiciones determinadas, desde donde las imágenes de los distintos troncos forman una imagen conjunta.
El Bosque de Oma no ha dejado de cambiar desde su creación, como la obra viva que es. El entorno se transforma con los cambios de estación, los árboles crecen, se caen, la lluvia hace estragos… en fin, manías de la madre naturaleza. Pero esto no hace que el lugar pierda su magia, al contrario. Llegar al Bosque de Oma es entrar en un lugar misterioso, con vida propia, donde los árboles parecen observarnos casi más que nosotros a ellos.

¿Cómo llegar al Bosque de Oma?
Lo mejor para llegar al Bosque de Oma es seguir las indicaciones que llevan a la cueva de Santimamiñe, que se encuentra también en Kortezubi. Dejaremos el coche en el parking del restaurante Lezika y desde allí empezaremos a caminar siguiendo las indicaciones.
A la hora de volver al coche podemos deshacer el camino andado o salir hacia el valle de Oma, creando un recorrido circular que nos dejará de nuevo en Lezika. En ambos casos el recorrido sería de unos 6-7 kilómetros, sin contar las vueltas que podamos dar viendo el propio Bosque.
Recomendamos llevar agua y, si eres muy tragón just like us, algo de almuerzo.

¿Cómo es el paseo?
El sendero es cómodo en la mayor parte de sus tramos, de pista forestal, con ligeras subidas y pendientes pero muy practicable. Desde el parking hasta el propio bosque pintado hay unos 3 kilómetros. Justo antes de llegar al Bosque de Oma encontraremos el tramo más peliagudo del recorrido, una escalera de peldaños de tierra gigantescos, bastante empinada desde la que te sumerges en el bosque. Solo es un momento y, a partir de ahí, empieza la magia.

Vale, no veo nada. Entender el bosque encantado.
No seas ansia viva. Todo es cuestión de perspectiva. Tienes múltiples opciones para disfrutar del Bosque de Oma. Es fácil adivinar (aunque no todo el mundo se fija) que las señales amarillas del suelo marcan la obra y el punto desde el que esta de ser vista. Una vez que nos situamos como indica la flecha, los árboles parecen recolocarse ante nosotros descubriendo lo que Ibarrola quería mostrarnos.
Si bien puedes disfrutar del entorno tal y como es, pues los árboles «desordenados» no hacen desmerecer el bosque ni la obra.

Yo recomiendo un paseo aleatorio para empaparse del sitio, respirar la magia del bosque e ir descubriendo poco a poco las figuras que nos rodean. Pero, si no quieres perderte ninguna de las 47 obras puedes seguir los puntos marcados en este mapa para hacer un recorrido ordenado.

¿Y después de la visita al Bosque de Oma?
Junto al lado del aparcamiento hay una zona de merendero en la que puedes descansar o comer, con fuente y baños habilitados. Por supuesto el restaurante Lezika ofrece no solo carta, si no también bocadillos, raciones y cerveza fría para reponer fuerzas.
Si el paseo por el bosque te ha sabido a poco el valle de Oma es un lugar espléndido que recorrer, lleno de senderos y rutas para caminantes o ciclistas. Paisajes tranquilos llenos de caseríos imponentes y pinos centenarios.
La Cueva de Santimamiñe.
Pero si ya no te apetece caminar más te recomendamos que visites la cueva de Santimamiñe. Justo donde has aparcado antes se encuentra la ermita del mismo nombre, donde podrás reservar tu visita. Una de las obras del Bosque de Oma hace referencia a los ancestros del valle, el fuego rupestre (n38), que habitaron la cueva de Santimamiñe desde hace 14000 años.

Debes saber que la visita a la cueva es puramente virtual, pues está cerrada para preservarla del deterioro que ha sufrido los últimos años. La visita, que dura aproximadamente hora y media, nos permitirá adentrarnos en lo más profundo de la cueva mediante una simulación 3D, pudiendo admirar así los bisontes, caballos y el gran oso que adornan sus paredes desde la antigüedad. Santimamiñe es conocida como la cueva de los bisontes, pues se llegaron a contar 32 pinturas de dicho animal en ella, aunque ahora solo se conserven 12.
Después del recorrido 3D accedemos por el encinar y 300 escaleras hasta la cueva. Como decía solo podremos pasar a ver el vestíbulo y la zona donde se está realizando la excavación arqueológica.
Para la visita guiada es necesaria la cita previa. Puedes llamar al: 94 465 16 57 o 94 465 16 60, o acercarte a la oficina de información junto a la ermita.
Un día perfecto disfrutando de la naturaleza y conociendo la historia de nuestros ancestros. Y tu ¿has visitado el Bosque de Oma?